Narra Zayn
¿Cómo describir mi estado de ánimo? Creo que no tengo suficientes letras como para expresarlo. Me levanté cantando, a diferencia de todos los demás dias de la semana, del mes y de mi vida.
—Buenísimos dias mi queridísima hermana. ¿Que tal tu vida? ¿Bien? —Dije abrazandola.
—Recapitulemos. Es sábado, son las nueve de la mañana y tu estas feliz de la vida. ¿Tiene esto algo que ver con cierta rubia que yo conozco?
—Pues sí. SÍ SÍ SÍ SIIIIII. —La abracé, haciéndola volar en el aire. —MI rubia.
—Pensé que era tú princesa. —Se burló.
—Mi princesa, mi rubia, mi niña, ni nena, mi reina, mi amor, mi vida y todo lo que tú quieras. —Dije y fuí silvando hasta el cuarto de baño.
Me dí una ducha corta, desayune y salí de casa. Estuve solucionando algunos... "asuntos" y en cuanto terminé fuí a casa de Beca. Llamé al timbre, me abrió ella misma.
—Zayn. —Dijo frotándose los ojos. Acababa de levantarse.
—¿Estás sola?
—Pues sí —Se hizo a un lado. Llevaba puestos unos shorts y una camiseta ancha con un nudo atado a la parte inferior de su abdomen, dejando así un poco de este a la vista.
—Tenemos algo pendiente, no sé si lo recuerdas. —Levanté la ceja.
—Pero que impaciente Malik. —Dijo riendo.
—Ya me has hecho esperar mucho. —La cogí de la cintura y la atraje hasta mi.
—Déjame ducharme al menos. Debo estar a tu altura. —Dijo pasando las manos por mi pecho.
—Usted siempre está a mi altura, y más. —Sonreí y roce nuestras narices. La apreté más a mi cuerpo y acerque mis labios a los suyos.
Comenzó a sonar mi móvil.
—Esto es una broma. —Dije.
—Contesta. —Dijo pasando los dedos por mi pelo. Una muy agradabe sensación.
—¿Si? —Gruñi.
—Malik, soy Jackson. Te necesito para un trabajito.
—¿Puedes llamarme más tarde?
—Claro, sólo dime si cuento o no contigo.
—Eso depende de ti Jack.
–Voy a la cocina. —Dijo Beca y yo asenti.
—Por lo que oigo debes de estar muy ocupado... Luego te digo las condiciones, sólo te adelanto que es en Londres.
—Ok, hasta luego.
Colgué el teléfono y fuí detrás de Beca como un león iría detrás de su presa. Estaba preparando el desayuno. Me acerqué por la espalda y la abracé, dejando algunos besos en su hombro descubierto. Su piel era tan suave y fina...
—Hola. —Dijo poniéndose frente a mi.
—Hola. —Sonreí.
—¿Quieres crepes?
—Las crepes están bien pero... Hay algo que me parece mucho más apetecible.
—Ajá. —Se rió y mordió el labio.
—No hagas eso. —Susurré.
—¿El qué? ¿Morderme el labio?
Asenti muy despacio y me fuí acercando a ella, lenta pero firmemente. Esta vez no iba a permitir ninguna interrupción. Roce nuestros labios y sentí como un escalofrío me recorría de arriba a abajo. Por fin, pose mis labios en los suyos y comencé a moverlos. Era más que fantástico, mejor de lo que había imaginado. El beso se tornó más fiero. La acorrale en la encimera y pose mis manos en su cintura. Ella puso las suyas en mi cuello, y así, continuamos besandonos hasta que no pudimos soportar más la falta de aire.
—Creo que podría acostumbrarme a tus labios. —Dijo sonriendo.
—Sé que te encantan.
—De hecho si.
Sonreí y la besé de nuevo. Sus besos eran adictivos.
—Las crepes. —Dijo separándose. —Por poco.
—Eres una pésima cocinera. Se te han turrado todas. —Me burle.
—¿Y de quién es la culpa?
—Tuya. —Dije riendo.
Rodó los ojos y sirvió el desayuno. Arregló el desastre de crepes con un poco, bastante, de caramelo. Se escucharon unos fuertes pisotones por toda la casa. Diana apareció en la cocina corriendo.
—Buenos dias. —Dijo.
—Hola peque. —Dije.
—¿Quieres desayunar? —Le preguntó Beca.
—Si, tengo hambre.
—Te preparare el cola cao.
—Ven aquí. —Dije y la senté sobre mis rodillas. —¿Te gustaria ir a un parque de atracciones con Faith, Beca y conmigo?
—¡Si! —Dijo entusiasmada.
—Zayn. —Me riño Beca.
—¿Que? Realmente podríamos ir. Es sábado y ningúno tiene nada que hacer. Vamos.
—No sé, quizás a mi tía no le parezca buena idea. Puede que el próximo fin de semana.
—Joo. —Se quejó Diana.
—Tómate el desayuno anda. —Le sirvió el cola cao y los cereales.
—Abre la boca que viene el avión. —Dije dándole una cucharada.
Tardamos una media hora en desayunar, ya que Diana y yo nos dedicabamos a jugar con la comida. Una vez terminamos, Diana fue a jugar a su habitación.
—Seras un buen padre. —Dijo Beca de repente.
—Eso espero. —Sonreí. —Ahora mismo lo único que me importa es ser un buen novio. —Le guiñe el ojo.
—Lo serás. —Sonrió. —¿Te apetece quedarte? Mi tía siempre sale temprano los sábados y no vuelve hasta la madrugada. Bueno, si no tienes nada que hacer...
—Hoy soy completamente tuyo. Bueno, hoy y siempre. —La abracé y nos tiré al sofá, quedando encima de ella.
—Pero que poético. —Rió.
(...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario