Narra Sophia
Liam y Zayn se quedaron toda la noche conmigo. La verdad, no esperaba esta actitud en ellos, al menos no en Liam. Me levanté de la cama y bajé al salón. Cuándo entré me vi a Liam dormido en el sofá. Un sentimiento de ternura me invadió. No podía apartar los ojos de su cara angélical, quien lo diría.
—Si me haces una foto te durará más. —Dijo. Se me subieron los colores. ¿Es que no estaba dormido?
—¿Que dices? Eres un creído, ni siquiera te estaba mirando a ti. —Giré sobre mis talones y fuí hacia la cocina.
—¿Que mirabas entonces? ¿Al suelo? Porfavor niña, no hace falta que mientas.
Lo fulmine con la mirada.
—¿Quieres tostadas? —Pregunté cambiando de tema.
—Si, y quiero que me respondas a algunas preguntas.
—Ok.
—¿Que hacías anoche en el Club Acuario?
—Mi novio se empeñó en llevarme allí.
—¿Novio? —Fruncio el ceño. —¿Como se llama?
—Damon. No creo que lo conozcas, no suele ir por esos... Lugares... —Me llevé las manos a la cabeza. —¡DAMON! ¡LO DEJÉ ALLÍ TIRADO ANOCHE!
—Ay, ¿enserio? —Dijo riéndose.
—No te rías imbécil, tengo que ir a buscarlo.
—Va a ser que no. Que se venga él solito que también tiene piernas. Segunda pregunta. ¿Que viste anoche exactamente?
—Os vi...
—¿A quienes?
—A Zayn y a ti, disparandole a aquél tipo... —Dije mirándolo dudosa.
—Escuchame bien niña, no puedes decir absolutamente nada de lo que pasó. ¿Entiendes?
—Si, si. Tampoco tenía pensado de ir a comisaría y acusaros. No soy imbécil.
—Por si acaso.
—Por cierto... ¿Dónde está Zayn?
—Ha salido temprano esta mañana...
Narra Zayn
Iba saliendo de la casa de Beca, cuando recibí un mensaje.
¿Que pasa viejo amigo? Bonito gusto para las chicas, he de decirte que esa tal... ¿Rebeca? No está nada mal... Creo que me gusta... En fin, cuidado. Ashton.
Mierda, mierda y más mierda. Iba a llamarlo para cagarme en todos sus muertos pero el mensaje estaba en número desconocido. Sentí la necesidad de darme la vuelta y quedarme para proteger a Beca pero, no podía, tenía que ir a ver a Alex. Seguramente estaría muerta de la angustia.
Llegué a casa, me di una ducha rápida y fuí hasta la cafetería donde trabaja mi hermana. Se sorprendió notablemente al verme.
—¿Dónde estabas? —Susurro.
—Tuve que quedarme con Liam. Lo siento.
—Bueno... Supongo que si fue por eso... Está bien. ¿Has desayunado?
—No.. ¿Me pones una tostada?
—De acuerdo.
Aproveche para enviarle un mensaje a Beca. Quería comprobar que todo iba bien.
-Hola princesa, me aburro.
-Ya veo :)
-Todo bien?
-Si, por?
-Por nada, sólo quería asegurarme de que no te hubiera dado un chungo ni nada, como estabas semi enferma.
-Jajaja no, tranquilo ;)
-Sigues sin ganas de salir?
-Pues... Supongo
-Supones? —Me reí.
-Si, no sé. Todo depende de tu plan.
-Estoy en el bar "Hidden", vente.
-Está muy lejos? No me apetece andar.. :3
-A cinco minutos andando. No seas vaga, te espero;)
Cerré la conversación sin darle tiempo a quejarse. Más le valía venir. Alex dejó mi desayuno sobre la barra, decidí no empezar hasta que Beca llegara.
—¿Quien soy? —Pregunto alguien tapandome los ojos.
—Umm, Brenda. —Dije.
—Prueba otra vez.
—¿Claire?
—Idiota. —Se sentó a mi lado.
—Era broma. —Sonreí. —Te estaba esperando para desayunar.
—No tengo demasiada hambre...
—Ahora no me vas a hacer ese feo. Alex. —Llamé a mi hermana.
—Hola. —Dijo saludando a Beca.
—Princesa, esta es mi hermana, Alex, Alex, ella es Beca.
—Un placer Beca. —Me miró divertida. —¿Que querías?
—Tostadas y café.
—Marchando.
—¿Como se te ocurre llamarme princesa frente a tu hermana? —Dijo y me dió un golpe en el brazo.
—¿Que más da? Algún día tenías que conocerla, eres mi... Amiga... Y más le vale acostumbrarse a oirme llamarte princesa.
—Un amigo no llama princesa a su amiga. —Bufo.
—Pues nosotros tenemos una relación especial. —Me encogi de hombros.
—Y... ¿Conoces a algún Ash?
—¿Qué? —Me atragante con mi propia saliva.
—Me mandaron un mensaje firmado por Ash. —Me lo mostró.
—Em, no, no... Conozco a ningún Ash.
—Que aproveche. —Dijo Alex dejando el desayuno sobre la barra. —Beca, me gustaria que te pasaras por casa algún día. —Sonrió.
—Lo haré. —Dijo devolviendole la sonrisa. Parecía que se habían caído bien y eso me alegraba.
—Si te vuelven a mandar un mensaje así avísame, ¿ok? —Le pedí.
—Si, está bien.
Nos tomamos el desayuno tranquilamente. Beca se despidió de mi hermana y caminamos hasta su casa. Sentía una sensación extraña en el estómago cuando hablaba con ella, cuando la veía sonreír y escuchaba el sonido de su risa.
—Gracias por esto, me lo he pasado realmente bien. —Dijo sonriendo.
—Yo también... Si te aburres esta tarde... Podríamos ir a tomar un helado... O lo que quieras.
—Si, estaría bien.
—Adiós. —Me acerqué para darle un beso en la mejilla. Ella giró la cabeza y nuestros labios se rozaron. Sentí unas tremendas ganas de besarla.
—Lo... Siento. —Se separó bruscamente de mi. —Hasta luego. —Entró en su casa. Me quedé parado en la puerta, procesando lo que acababa de pasar.
(...)
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